sábado, 17 de octubre de 2009

LIBROS Y SU HISTORIA

























Con respecto a cuál es la historia de los libros, esta comienza con las planchas de barro.La plancha era escrita por medio de un punzón, el cual iba desarrollando, principalmente, dibujos que expresaban la idea global, de quien los dibujaba. Es así de precario, el comienzo de la historia de los libros. Historia que se fue forjando de manera bastante pausada y lenta.

Posteriormente, la historia de los libros, toma un giro radical, de la mano de los papiros. Rollo de papel, que era utilizado por los romanos, los egipcios y los griegos. Este tipo de papel, extraído de los juncos que existían en la rivera del río Nilo, eran enrollados por medio de una barra de papel. La mayoría de los papiros, los libros de la antigüedad, eran bastante largos. Pero en la mayoría de los casos, se les reducía su tamaño y se escribían por medio de varios de estos, los que eran guardados, en forma de verdaderos tomos.

Para conseguir una copia de los papiros, (ya que la historia todavía no había entregado a la humanidad, la imprenta) se tenían que pagar un altísimo precio. Ya que la copia de estos, era realizada por medio de la mano de diversos escribanos. Los que demoraban, bastante, en la copia de la mayoría de los papiros. Por ende, por ser un trabajo tan agotador, es que cobraban tan caro.

De manera posterior, en la historia de los libros, aparece el pergamino, en el siglo II a.c. Que tiene su base de fabricación, en el cuero de los animales de la época. La gracia de los pergaminos, es que podían llegar a durar bastantes años más, que los papiros. Pues estos se desasían meridianamente rápido, como para conservar sus contenidos, a menos que se sacaran copias de ellos, de manera constante.

En la historia de los libros, aparecen los códices, en el siglo IV d.c. O libros, en latín, eran diversas hojas, en forma de cuadernillo, estas eran hechas con madera y cubiertas con cera. Solo con un objeto algo afilado se podía escribir sobre ellas y si se requería, se podía borrar. De igual manera, en estos libros, a veces se intercalaban hojas de pergamino, ya que de aquella manera, era aún más fácil escribir. Con el paso de los tiempos, se fueron cambiando las hojas de madera, por las de cuero.

En la Edad Media, los libros fueron escritos principalmente por los diversos monjes de monasterio, que existían en toda Europa. Ellos todavía los escribían a mano. Muchos de ellos, eran copias de obras clásicas de Grecia y Roma. La mayoría de estos libros, poseían incrustaciones valiosas, oro y otros materiales finos. En esta parte de la historia, transcurre en la edad de la unión de la Fe con la Razón, los libros eran muy costosos. Por esa razón, sólo algunos monarcas se podían dar el lujo de comprarlos.

Para el Renacimiento europeo, en 1456, el alemán Johann Gutenberg, crea la primera imprenta occidental basada en los tipos móviles de metal. La primera impresión, fue la “Biblia de Gutenberg”.

Uno de los factores contribuyentes a este hecho historico, el que marca un antes y un después en la historia de los libros, es que ya existía el papel. El que fue aprendido por los europeos, de los musulmanes.

Luego de este hecho, en la historia de los libros, prácticamente, nada ha cambiado. Lo único que se ha logrado, es mecanizar aún más el proceso, hacerlo más rápido, a partir de la Revolución Industrial. Lo mismo que ha ocurrido, con la mayoría de la producción mundial de bienes finales. También hoy en día existen los libros electrónicos o ebooks.

lunes, 12 de octubre de 2009

A SANGRE FRÍA


A sangre fría es una novela del periodista y escritor estadounidense Truman Capote, publicada en 1966
sangre fría es un novela de Truman Capote, que narra el brutal asesinato de cuatro de los miembros de una familia de Kansas.



En 1959 un violento crimen sacudió la tranquila vida de Holcomb, Kansas. La sociedad norteamericana de aquellos años no tuvo más remedio que encajar con desesperación, angustia, miedo y, sobre todo, desconfianza, un crimen que sugería que cualquiera podía morir asesinado en cualquier momento.

La familia asesinada, los Clutter, era el arquetipo del sueño americano en la década de los 50. Eran prósperos hombres relacionados con la agricultura, habitantes de un pequeño poblado de mayoría metodista. Tenían buen pasar, eran religiosos y asistían sin fallar a las misas dominicales. Generosos, empáticos, trabajadores, sanos, no tenían aparentes enemigos.

Los asesinos, Richard Eugene (Dick) Hickock y Perry Edward Smith, eran convictos bajo libertad condicional que creían que en la casa de los Clutter hallarían una caja fuerte con no menos de diez mil dólares. No la hallaron, pero de todos modos asesinaron a los padres y a sus dos hijos adolescentes.

Huyeron hasta México, regresaron a los Estados Unidos y siguieron a la deriva hasta que fueron identificados como los asesinos y arrestados. Un antiguo compañero de celda de Hickock (Floyd Wells) había trabajado para el señor Clutter en el pasado y le comentó a su compañero lo rico que era, incluso le aseguró que poseía una caja fuerte en su despacho con el dinero n
ecesario para el mantenimiento diario de la granja (esto no solo resultó ser falso porque no existía dicha caja, sino que además el señor Clutter nunca llevaba mucho dinero encima ya que siempre se manejaba con cheques; de hecho, el monto de dinero robado el día del asesinato no llegó a los cincuenta dólares).

Fueron condenados a la horca en 1960, pero se impugnó el veredicto alegando injusticia en el proceso y se volvió a abrir el caso hasta que en 1965 se cumple la condena, tras un largo proceso.




El retrato que se hace de los dos asesinos, Dick y Perry. Capote nos muestra no sólo su personalidad, sino que nos da su historial completo, con todas las vicisitudes sufridas en su infancia, adolescencia y madurez, sus relaciones familiares, sus estancias en la cárcel, y la motivación que les lleva a cometer el asesinato múltiple.

Con tanta información, no puedes menos que incluso sentir empatía por ese par de desgraciados. Especialmente por Perry, que nunca llevó una vida normal, lleno de complejos, inteligente, sensible... el objetivo perfecto para todas las burlas y comentarios allá donde fuera. Aunque sepas que no va a suceder, esperas que un milagro salvador le saque de su celda y le ayude a escapar. Perry es el auténtico inadaptado, en el cual se reconoce una psicología alterada.

El estilo de Truman capote, reconocido y prestigioso periodista antes que escritor es una de las principales características de esta obra ya que utiliza totalmente la técnica periodística.
El autor no se situa en la posición de un narrador clásico sino que utilizando la técnica del reportaje narra los hechos aportados por diferentes fuentes: periódicos locales, informes policiales, cartas de amigos o de los propios asesinos, informes siquiatricos,...

Esta forma de narrar aparte de crear un nuevo estilo de hacer literatura, literatura de no ficción, hace que el ritmo sea muy dinámico, pues cambia el narrador continuamente, a veces se habla en primera persona, otras es como si estuvieramos escuchando a la policia o leyendo el periódico

De todas formas, nunca te abandona la sensación de que Capote intenta convencerte para que perdones a los asesinos, o por lo menos para que la pena de muerte no te parezca el castigo más apropiado.

Concretamente el retrato que nos muestra de Perry smith, el auténtico autor material confeso de los asesinatos es brillantísimo, y nos muestra a un auténtico asesino que en nada se parece a personajes del estilo Lecter o asesinos mitificados, nos muestra el crimen como algo cruel y de lo más sordido y que nada le aporta a la persona del asesino.

Por otra parte nos hace una radiografia de la familia asesinada, de todos y cada uno de los miembros, hasta el punto en que nos hace sentir como si los conocieramos realmente, les ponemos cara a las víctimas.


CONCLUSIÓN

Es una obra significativa y más en el momento en qué la escribió. Un relato periodístico que adquiere forma de novela casi sin querer. Capote se mantiene equidistante entre los asesinos y sus víctimas. Hasta se diría que mira con más emoción a éstos últimos. Esta aparente objectividad narrativa llega a ser inquietante en muchos momentos. Capote analiza los hechos con la frialdad de un cirujano practicante, bisturí en mano, una disección a un cadáver.

El autor aprovecha para hacernos reflexionar sobre la utilidad de la pena de muerte, si realmente sirve para algo, y partiendo de el hecho de que si en algun caso es merecida es en éste, y pienso que el título de a sangre fria no sólo se refiere a los asesinos sino a la ejecución de la pena de muerte, que también es a sangre fria.


lunes, 5 de octubre de 2009

MUSEO PEDRO NEL GOMEZ


Foto: vive.in












GUÍA: Gilma Álzate.

Fundación Sin Animo De Lucro.


Esta fue la residencia del artista antioqueño Pedro Nel Gómez hasta 1984, año de su fallecimiento.

La casa, establecida como museo en 1975, fue creada también gracias a su esposa Yuliana (Italiana) ,cuenta con la

mayor colección de obras del maestro Nel Gómez,considerado el precursor de la acuarela como medio artístico y del mural al fresco en Colombia.

Allí se conservan 3 mil siete obras (3007) entre óleos, acuarelas, esculturas, material bibliográfico, documentos y proyectos urbanísticos y alrededor de 160 metros cuadrados en murales.

El edificio es patrimonio arquitectónico de Medellín y bien de interé

s cultural de la Nación. Algunos atractivos adicionales de la Casa Museo son: su biblioteca, café y salas de exposición.








El ingreso a la Casa Museo Pedro Nel Gómez es gratuito, hece tiempo la casa se sostiene por sus propios ingresos pues la comunidad se ha ido apropiando de la Casa Museo,mostrando así un gran sentido de pertenencia,sienten con ello un gran orgullo y satisfacción al ver que su comunidad cada día crece más y aporta a la ciudad un espacio dedicado al aprendizaje cultural, tanta es la importancia que se le presta a la Casa Museo que uno de los proyectos encaminados a realizarse en la ciudad (Metro Plus, el próximo alimentador del Metro de Medellín ) sea una manera más asequible para llegar hasta la Casa Museo Pedro Nel Gómez.



Nació el 4 de julio de 1889 en Anori Antioquia, su padre fue minero y bariquero, su abuelo también,comienza a estudiar leyes por su cuenta, hasta llegar a ser concejal en Medellín, su madre Maria Luisa Agudelo lo incita al mundo del arte, regalandole un libro de DAVINCI, le permitía cojer el carbón de el fogón para dibujar en el patio de su casa y en las aceras,luego termina sus estudios en Italia donde conoce a Yuliana , su esposa con la que tiene 8 hijos.


En 1930 su situación económica recae y se ve obligado a regresar a Medellín después de estar en Italia, un año después logra traer a su esposa Yuliana y 2 hijos.

Fue profesor de la universidad Nacional alrededor de 30-40 años.

en 1949 ya esta construida la facultad de minas de la Universidad Nacional,Universidad que ayuda a diseñar y en su cúpula pinta un mural, este trabajo lo comienza en 1949 y lo finaliza en 1952.

Así pues se recuerda a este gran artista Antioqueño, que desafió una y otra ves la visión de los antioqueños con sus trabajos al desnudo ,pero que finalmente termino combenciendo a toda una sociedad de que no solo eran cuerpos desnudos plasmados en un trozo de tela lo que pintaba sino que era Arte.


Deconstruccionismo: Escuela de Frankfurt



RESEÑA DE LOS PRINCIPALES REPRECENTANTES DE LA EDF.

Interaccionando en lo principal, categorías idealistas, materialistas y existencialistas e inserto en el proceso de renovación del marxismo occidental, en 1924 se creó, adherido a la Universidad de Frankfurt, el “Instituto para el Nuevo Marxismo”, el cual por razones estratégicas luego es denominado “Instituto para la Investigación Social”. Se adopta ante el marxismo una postura crítica para depurarlo, perfeccionarlo y adaptarlo a las nuevas condiciones objetivas y subjetivas existentes en Occidente, condición necesaria para asegurar el triunfo de la revolución comunista en este campo histórico – cultural. El proceso de reinterpretación del marxismo, realizado a partir de una nueva lectura de Hegel, más la incorporación de las aportac
iones de Max Weber y Sigmund Freud entre otros, sin más origina el estructuralismo marxista o neomarxismo, el cual es formalizado bajo el nombre de “Escuela de Frankfurt”. De esta forma, siguiendo al leninista Georg Lukács (1885 – 1971) y su visión trágica de la vida fundada en que la alienación y el extrañamiento como un destino inevitable del hombre, de modo decisivo intervienen en el proceso de renovación y proyección del marxismo en el siglo XX, Max Horkheimer (1895-1973), Theodor Adorno (1903-1969), Herbert Marcuse (1898-1980), Erich Fromm (1900-1980), Wilhelm Reich (1897 - 1957), Louis Althusser (1918 - 1990) y Jürgen Habermas (1929).

Siendo su objetivo la investigación social para la intervención ideológica y transformación político revolucionaria de la sociedad, la “Escuela de Frankfurt” formalmente se centra en problemas teóricos y en la metodología de las ciencias sociales. Así, imputando a la teoría tradicional la condición de racionalidad que corresponde a una mera contemplación desinteresada, separada de cualquier tipo de praxis, que opera por derivación a partir de principios generales y últimos, y que presupone tanto la relación de sujeto y objeto, de lo r
acional con lo real, como la adecuación entre concepto y cosa, los frankfurtianos criticaron las principales formas de la “teoría clásica” y configuran una “teoría crítica”.

Entonces, si bien la “Escuela de Frankfurt”, es decir, el marxismo estructuralista o neomarxismo, reconoció la presencia de la irracionalidad en la historia, de hecho rechazó tanto el idealismo de la razón de Hegel como el “irracionalismo” al estilo de Kierkegaard, Nietzsche o Bergson. Se mantuvo firme en el recurso a los procedimientos racionales de acceso a la realidad pero concibió una “racionalidad crítica” como saber racional que denuncia lo que hay de irracionalidad en la historia y en la sociedad. Rechazó asimismo las pretensiones del positivismo (neopositivismo, empirismo o fenomenismo) de identificar el conocimiento con la ciencia (cientifismo), y considerar a ésta como un conocimiento objetivo (objetivismo). Se trata de un rechazo a todo intento de reducir cualquier forma de conocimiento a conocimiento sólo de hechos, absteniéndose de cualquier tipo de valoración –positiva o negativa– de los mismos. Esto por cuanto, el identificar lo real con lo racional y el absolutizar los hechos, conducen a una misma conclusión: la aceptación y no la crítica de la realidad, actitud tenida por común entre todas las formas de la
teoría clásica y cuestión que la causa revolucionaria no admite por ningún motivo. De esta forma, siguiendo la idea del “comunismo crítico” de Karl Marx, la “teoría crítica” o neomarxismo afirmó los principios de negatividad, mediación y praxis.




Theodor Adorno. Sin más, Theodor Adorno negó que fuera posible una total conceptualización de la realidad. Sostuvo Adorno: “Quien elija hoy por oficio el trabajo filosófico ha de renunciar desde el comienzo mismo a la ilusión... de que sería posible aferrar la totalidad de lo real por la fuerza del pensamiento. Ninguna razón legitimadora sabría volver a dar consigo misma en una realidad cuyo orden y configuración derrote cualquier pretensión de la razón... La filosofía que a tal fin se expende hoy no sirve más que para velar la realidad y eternizar su situación actual... La crisis del idealismo equivale a una crisis de la pretensión filosófica de totalidad. La ratio autónoma –tal fue la tesis de todo sistema idealista– debía ser capaz de desplegar a partir de sí misma el concepto de la realidad y toda la realidad... (pero) el texto que la filosofía ha de leer es incompleto, contra dictorio y fragmentario, y buena parte de él pudiera estar a merced de ciegos demonios; sí, quizá nuestra tarea es precisamente le lectura, para que leyendo aprendamos a conocer mejor y a desterrar esos poderes demoníacos”.

Hegel incorporó en su dialéctica el elemento negativo (la contradicción), pero sólo para superarlo en la síntesis final, de tal manera que la identidad se recupera, y la realidad queda justificada en cuanto que es racional. Pues bien, frente a la dialéctica hegeliana –que se entiende “positiva”–, Adorno propone una “dialéctica negativa” que afirma que “lo real no es (totalmente) racional”: “El nombre de dialéctica comienza diciendo sólo que los objetos son más que su concepto, que contradicen la norma tradicional de la adaequatio (conformidad o iden tidad entre la mente y su objeto). La contradicción... es índice de lo que hay de falso en la identidad... Dialéctica es la conciencia consecuente de la diferencia”.

La dialéctica positiva, dice Adorno, “no ha hecho más que interpretar el mundo y mutilarse a sí misma de pura resignación ante la realidad”, con lo que se ha convertido en ideología. En efecto, ya que el sujeto se adecua a la realidad (por el conocimiento), se afirma que también debe someterse a ella en la práctica. Y así, la dialéctica positiva eterniza el estado presente y bloquea cualquier acción transformadora o revolucionaria. En cambio, para la dialéctica negativa la realidad (social, histórica) no es algo en absoluto racional, sino que requiere una profunda transformación racionalizadora. Es también “negativa” por decir “no” a la realidad. En este mismo sentido, Marcuse prefiere hablar de un “pensamiento negativo”, definido “como poder subversivo, poder de lo negativo”.

La misma carga de negatividad posee la concepción de la utopía. Los frankfurtianos o neomarxistas rechazan la posibilidad de construir una “utopía positiva”. No es posible determinar cómo debería ser el futuro, únicamente es posible determinar cómo no debe ser, lo cual ya es suficiente para poder criticar el presente. Se afirma así: “La teoría crítica de la sociedad no posee conceptos que pueden tender un puente sobre el abismo entre el presente y el futuro; sin sostener ninguna promesa, sin tener ningún éxito, sigue siendo negativa. Así, quiere permanecer leal a aquellos que, sin esperanza, han dado y dan su vida por el Gran Rechazo”.

Además, contra la pretendida relación entre sujeto–objeto, o bien observador–hechos, presupuesta por la teoría clásica, la teoría crítica afirma que todo conocimiento está determinado por “mediaciones”. La actividad teórica no es independiente de los procesos sociales, históricos y económicos en medio de los cuales ha aparecido, sino que éstos determinan el objeto y finalidad de la investigación. Además, ninguna teoría es “imparcial”, sino que está sustentada por intereses, y con frecuencia su aparente objetividad no hace sino ocultar su carácter “ideológico”. Igualmente, la dicotomía sujeto–objeto no se puede mantener radicalmente; el investigador es siempre parte del objeto social investigado. De ahí la insistencia en el concepto de “totalidad” (tomado de Lukács). La investigación social es la “teoría de la sociedad como un todo” (Horkheimer), en la que hay que poner en interrelación los ámbitos económico, histórico, psicológico, etc. La especialización de la ciencia convierte a su objeto en algo “abstracto” y conduce a ocultar, de hecho, la realidad. Sólo desde esta visión totalizadora la teoría puede convertirse en “crítica”, y desvelar los aspectos ideológicos y represivos de la sociedad y la cultura. Marcuse señala: “La totalidad parece tener el aspecto mismo de la razón. Y, sin embargo, esta sociedad es irracional como totalidad”.


Con todo, Weber defendió el principio de la “no–valoración” como criterio de objetividad teórica. Esta pretensión es rechazada por la teoría crítica. Indica Marcuse: “El pro blema de la objetividad histórica implica juicios de valor", es decir, estar al servicio de la emancipación del hombre, y derivar en una praxis libe radora. De este modo, los dos polos de la teoría crítica son razón y praxis. Pero la praxis no se reduce al ámbito individual: en el siglo XX la política se había convertido en el ámbito propio de la acción moral, recuperándose así la gran tradición del pensamiento griego, que nunca desvinculó la moral de la política.

En conclusión, la “teoría crítica” se niega a justificar la realidad socio–histórica presente por considerarla irracional, es decir, injusta y opresora. Y, por ello mismo, se propone hacerla más racional y humana
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