Un elemento fundamental en toda fotografía es la luz. Para transmitir lo más fielmente posible las sensaciones de un entorno tridimensional a un soporte bidimensional como la diapositiva, debemos jugar con la luz. Las sombras y las variaciones tonales son las encargadas de crear volumen y profundidad en las imágenes fotográficas. Hemos de saber que la luz frontal da vida a los colores, pero disminuye la sensación de espacio, mientras que la luz lateral produce sombras, creando la sensación de relieve, volumen y textura.
LUZ FRONTAL:
LUZ LATERAL:
LUZ LATERAL Y FRONTAL:
Lo mismo que ocurre con la luz, sucede con los encuadres: una cosa es el lugar donde yo quiero poner la mirada y otro el lugar donde el objetivo enfoca la escena. En la composición de la diapositiva hemos de tener en cuenta las siguientes reglas:
Simplicidad: es preferible que exista un único punto de interés en la imagen.
Regla de los tercios: para una correcta composición hay que desplazar siempre el motivo principal del centro geométrico de la escena.
Líneas: las verticales y diagonales dan dinamismo a la escena y conducen al espectador hacia un determinado elemento de la imagen. Las líneas horizontales dan sensación de tranquilidad, estabilidad e inmovilismo.
Encuadre: puede ser útil usar el propio contexto para enmarcar el motivo principal de la diapositiva (una ventana, un árbol, una columna, etc.) Relación figura-fondo: el tema principal de la fotografía no debe confundirse con el fondo.
Planos y angulaciones: usar estos recursos para aportar significados. Por ejemplo, los planos medios y cortos para transmitir emociones o sentimientos; los planos generales para situar la escena; etc.
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